Zapateamos comprobando el duro suelo de tierra de la recreación de la Casa Tartésica. Nos ensuciamos las manos construyendo adobes de barro, paja y agua del mismo modo que hace miles de años, servían para construir los muros y tapiales de las antiguas casas prehistóricas tartésicas.
Descubrimos en la despensa, la nevera del pasado. Ánforas de barro, con diferentes formas y tamaños, donde se almacenaban y se transportaban los alimentos líquidos y sólidos.
Un niño introdujo la mano en una tinaja buscando agua fresca, con risas nos enseñó únicamente una tela de araña.
Más tarde, con la técnica del churro, levantando el cuenco de arcilla, comprobamos como poco a poco, se le va dando forma y utilidad a los recipientes y así, con la cocción en el horno, se finaliza todo un proceso que nace en la arcilla, en la tierra.
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